lunes, 18 de marzo de 2019

SEMANA DIEZ


JESUCRISTO REALIZA EL PROYECTO DE DIOS


OBJETIVOS
              Descubrir cómo vivió Jesucristo cada uno de los aspectos del proyecto de Dios (Filiación, fraternidad y señorío).
              Motivarse para vivir el proyecto de Dios.

ACTIVIDAD 1: EVOQUEMOS NUESTRA EXPERIENCIA

Nosotros ya conocemos algunos aspectos de la vida de Jesús. Leamos atentamente estas frases de la palabra y de la obra de Jesús, y digamos cada una de ellas a qué aspectos del proyecto de Dios pertenecen:

          Al paralítico que no tenía quién le ayudara Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda. El hombre sanó y comenzó a caminar”.
          Jesús dijo: “No busco hacer mi voluntad sino la del Padre que me envió”.
          En la multiplicación de los panes le dio de comer, hasta saciarse, a una multitud hambrienta.
          “Yo hago siempre lo que a mi Padre le agrada”.
          Jesús nació en un pesebre.
          Felices los pobres. Felices los limpios de corazón.
          La curación del ciego.
          La curación del leproso.
          En el huerto, Jesús dijo: “Padre que no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
          En la cruz, Jesús dijo: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”.

ACTIVIDAD 2: ¿QUE NOS DICE LA BIBLIA?

 “Tengan entre ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús: El, que era de condición divina No se aferró celoso A su igualdad con Dios. Sino que se aniquilo a sí mismo Tomando la condición de esclavo, y llegó a ser semejante a los hombres. Habiéndose comportado como hombre. Se humilló, obedeciendo hasta la muerte, y muerte en una cruz.
Por eso Dios lo engrandeció y le concedió un nombre que está sobre todo otro hombre. Para que ante el nombre de Jesús Todos se arrodillen en los cielos, En la tierra y entre los muertos. Y que toda lengua proclame Que Cristo Jesús es el Señor, para la gloria de Dios Padre”. Felipenses 2, 5-11.

REFLEXIONA
1.       ¿Qué frases del himno dicen que Jesús vivió la filiación y la obediencia al Padre?
2.       ¿Qué frases dicen que Jesús vivió la fraternidad?
3.       ¿Qué frases dicen que Jesús no se dejó llevar del poder ni de la riqueza, sino que tuvo señorío sobre ellos?
4.       ¿Cómo correspondió Dios Padre a su hijo que fue obediente y vivió según su proyecto?

ACTIVIDAD 3: RESUME EN TU CUADERNO

1.             JESÚS ES EL HIJO DE DIOS
Recordemos que Adán y Eva, siendo hombres, quisieron hacerse dioses; desobedecieron la ley que Dios le había dado y no siguieron sus mandamientos. Así comenzó el pecado, la enemistad, el odio y la violencia.
Jesús, siendo Dios, se hizo hombre y fue obediente a su Padre hasta el momento de la muerte. Así comenzó la salvación para los hombres.

San Pablo dice: “Así como un solo hombre desobedeció y todos los hombres llegaron a ser pecadores, así también uno obedeció y por él todos los hombres son constituidos santos”. Romanos 5, 19. La salvación consiste en escuchar la palabra de Dios y vivir de acuerdo con ella. Jesús vivió como un buen hijo que respeta y escucha con atención a su padre, y hace caso de su palabra.

Jesús nació, vivió y murió por obediencia a su Padre; por eso el Padre le dio la vida y lo resucitó. En el huerto de los olivos, Jesús sintió la agonía de la muerte y desde su angustia le pidió a su Padre: “si es posible aparta de mí esta prueba. Sin embargo, que no se haga mi voluntad sino la tuya”. Lucas 22, 42. Ya en la cruz, la última palabra la dirige Jesús a su Padre: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”.

También nosotros somos hijos de Dios. El hijo se parece a sus padres; tiene rasgos, gestos y maneras de ser de sus padres. También los hijos de Dios se parecen a Dios, y como Dios es la luz, la vida, la verdad, los hijos de Dios son hijos de la luz, de la vida, de la verdad; en ellos sus pensamientos y sus sentimientos son luminosos y llenos de vida.

¿Cómo nos hacemos hijos de Dios? Recibiendo el bautismo, conociendo su palabra y obedeciéndola, viviendo de acuerdo con ella.

2.             JESUS ES EL AUTENTICO HERMANO

Recordemos que Caín mató a su hermano Abel por envidia y no quería saber dónde estaba. El caso de Caín y Abel representa la división profunda y el enfrentamiento que hay entre los hombres.

Cuando los hombres perdemos el sentido de fraternidad y dejamos de tratarnos como hermanos viene el odio, la enemistad, la lucha, la desigualdad entre unos y otros. Así viene el hombre, la miseria, los crímenes, y hay muchos sufrimientos.

El proyecto de Dios, que busca la felicidad y el bienestar para los hombres, tiene en cuenta la fraternidad que consiste en que los hombres vivamos como hermanos.

Toda la historia de salvación es un largo aprendizaje de la fraternidad. En la esclavitud, en la liberación, en el desierto, en el destierro, en las dificultades y en las amenazas, el pueblo de Israel fue aprendiendo la fraternidad, a vivir unido, puesto que uno de los mandamientos de la ley dice: “amarás a tu prójimo”.

Jesús vivió como un buen hermano; él pasó su vida haciendo el bien a todos: le dio la vista al ciego, sanó a los leprosos, curó a un joven que era sordomudo, resucitó al hijo único de una mujer viuda, acompañó a Zaqueo que vivía solo y rechazado de la gente, trató con dignidad y respeto a la samaritana. . . y así toda la vida y la obra de Jesús fue para el bienestar de la gente. Además Jesús nos entregó magníficas enseñanzas sobre el amor y cuidado del prójimo; recordemos la parábola del buen samaritano.

La misma muerte de Jesús fue un acto de fraternidad, puesto que murió para salvar de la muerte a sus hermanos los hombres. “Con su muerte Jesús vino a ser el primogénito de una multitud de hermanos”.
Podemos decir que Jesús vivió y murió para enseñarnos a vivir la fraternidad.


3.             JESUS FUE LIBRE FRENTE A LA RIQUEZA

Recordemos que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza. Con esto la Biblia nos da a entender que el hombre en su ser y en su dignidad es superior a los animales, a las plantas y a todos los demás seres del mundo.

Todos los seres están hechos para servir al hombre; pero el hombre no está hecho para ser esclavizado a los animales ni a las plantas, ni tampoco a otro hombre, y menos aún al dinero.

El hombre está hecho para servir a Dios, para convivir dignamente con sus herma-nos y para gobernar y poner al mundo a su servicio.

Sin embargo, por el pecado entra en el corazón del hombre la ambición, y el hombre se hace esclavo de la riqueza, del dinero, y para acumular riqueza y bienes materiales roba, mata, engaña y es injusto con sus semejantes. Así su corazón se corrompe por el egoísmo y rompe la fraternidad y se olvida de que es hijo de Dios.

El hombre es señor de la naturaleza y de sus bienes, cuando la domina y la pone a su servicio, pero su corazón mantiene su independencia y libertad frente a ellos, no se deja dominar por ellos.

El señorío sobre los bienes de la naturaleza supone en el hombre grandeza de espíritu y confianza en Dios que salva y no abandona a quien espera en él.

Jesús fue señor de los bienes de naturaleza. San Pablo dice que “siendo rico se hizo pobre” y siendo poderoso se hizo débil y humilde.

Jesús vivió como un hombre pobre, sencillo; no tuvo poder político, ni ocupó cargos importantes; fue un trabajador carpintero, pescador.

Jesús tenía el poder de Dios, la fuerza de Dios y la riqueza de Dios pero él la utilizó no para su propio provecho, sino para la salvación de todos.

Cuando Jesús está clavado en la cruz, solo, abandonado, desnudo, sin poder y sin riqueza, confiando sólo en Dios, es el momento supremo de la victoria del corazón libre sobre la ambición y el deseo de riqueza.


ACTIVIDAD 4: EVALÚA EL LOGRO DE LOS OBJETIVOS

1.       Escribe una carta a un amigo y háblale cómo vivió Jesús el proyecto de Dios.
2.       ¿Qué aspecto de la vida de Jesús te ha llamado más la atención? ¿Por qué? Recuerda:
3.       Escribe y memoriza las bienaventuranzas que contienen el proyecto de Dios (Mateo 5).

Hagamos nuestra oración
La oración del Padre nuestro que nos enseñó Jesús es la oración del proyecto de Dios:
Digamos:
 “Padre nuestro que estás en los cielos. . .


martes, 12 de marzo de 2019

SEMANA OCHO

ACTIVIDAD 2: RESUME EN TU CUADERNO

Por tanto, el seguimiento de Jesucristo exige cumplir sus Mandamientos: “no todo el que dice: Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre” (Mt 7,21). Ellos están contenidos en el llamado “Decálogo -que significa ‘diez palabras’-, que resume y proclama la ley de Dios. Por eso, el Magisterio de la Iglesia enseña que es necesario el cumplimiento de los Diez Mandamientos para obtener la salvación, puesto que expresan los deberes fundamentales del hombre hacia Dios y hacia su prójimo y revelan en este contenido obligaciones graves; por ejemplo, la protección e inviolabilidad de la vida, el respeto de a la mutua donación conyugal indisoluble, y el deber de la procreación y educación de los hijos…

Los mandamientos reciben su plena significación en el interior de la Nueva Alianza; porque es en este contexto de correspondencia a la fidelidad de Dios, donde el obrar del hombre adquiere su sentido. Así, la existencia moral es “respuesta” a la iniciativa amorosa del Señor, expresada en su Alianza: es reconocimiento, el homenaje y la cooperación con el designio que Dios se propone en la historia. Por eso, los mandamientos han de ser contemplados no sólo como mandatos sino como una posibilidad gozosa de responder a la voluntad de Dios.

Los tres primeros enuncian directamente las exigencias del amor de Dios; los restantes, las exigencias del amor al prójimo. Ellos nos enseñan la verdadera humanidad del hombre, es decir: ponen de relieve los deberes esenciales y, por tanto, los derechos fundamentales inherentes a la persona humana. Aunque se suyo la mente humana puede alcanzar el conocimiento de estos mandamientos, sin embargo, dada su condición pecadora, el hombre necesita de la Revelación de Dios para alcanzar un conocimiento completo y cierto de esta ley natural.

La actitud respetuosa y religiosa hacia la Ley de Dios por parte de los padres hace que los hijos perciban en su corazón quien es el verdadero autor y legislador de la ley natural y de los preceptos divinos. Ayuda mucho a formar rectamente la conciencia de los hijos que los padres sepan distinguir en su conducta qué cosas están mandadas por la Ley de Dios y que otras quedan a la libre determinación de cada persona, pues no todo cae bajo el precepto de la ley divina: Además, si los padres reconocen oportunamente sus propios fallos e incumplimientos de la Ley de Dios, contribuirán a que los hijos reconozcan también los suyos en un clima de sinceridad, sin recurrir a la fácil excusa o a la culpabilidad enfermiza.

Los padres transmiten a los hijos la adhesión a los mandamientos cuando desarrollan y aplican las exigencias de cada uno de ellos tomando ocasión de las incidencias de la vida familiar o social; y ayudándoles a aplicar a las circunstancias personales los conocimientos teóricos que pueden haber adquirido. Los padres perfeccionan así de un modo práctico la catequesis institucional y la enseñanza escolar de la Religión.

ACTIVIDAD 3: EVALÚA LOS CONOCIMIENTOS ADQUIRIDOS
  1. ¿Cuál es la importancia de los mandamientos?
  2. ¿Por qué los mandamientos nacen de la gratitud a Dios?
  3. ¿Cuál es el contenido de los mandamientos?
  4. ¿Cuál es el compromiso que deben tener los padres frente a los mandamientos?
  5. ¿Cuál es el mandamiento principal de la Ley?
  6. ¿Se puede amar a Jesucristo sin cumplir su voluntad? ¿Por qué?
  7. ¿Cuál es tu compromiso frente a los mandamientos


Oración por la familia: Oh Dios que has puesto la plenitud de la Ley en el amor a ti y al prójimo, concédenos cumplir tus mandamientos, para llegar así a la vida eterna. Por el mismo Jesucristo Nuestro Señor.


Referencia: © Pontificio Consejo para la Familia y Arzobispado de Valencia 2005. Se autoriza la reproducción para los fines propios de estas catequesis.

domingo, 3 de marzo de 2019

SEMANA SIETE

LOS MANDAMIENTOS DE LA LEY DE DIOS



ACTIVIDAD 1: ¿QUÉ NOS DICE LA BIBLIA?

Al joven rico que pregunta: “¿qué he de hacer yo para conseguir la vida eterna?, Jesús le responde invocando la necesidad de reconocer a Dios como el “único bueno” y como la fuente de todo bien. Luego le declara: “Si quieres entrar en la vida, guarda los Mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre”, y finalmente concluye : “amaras a tu prójimo como a ti mismo” (Mt 19, 16-19).
  1. ¿Cuáles son las exigencias para tener vida eterna?
  2. ¿Este joven cumplía los mandamientos? ¿Cómo crees que los cumplía?
  3. ¿Crees que hoy existen jóvenes como este? ¿En qué se nota?
  4. ¿Cómo debemos vivir los mandamientos?

SEMANA OCHO

FUENTES DE MORALIDAD ACTIVIDAD 1: RESUME EN TU CUADERNO La Sagrada Escritura Que por ser la misma Palabra de Dios, es la primera y...