JESUCRISTO REALIZA EL PROYECTO DE DIOS
OBJETIVOS
• Descubrir
cómo vivió Jesucristo cada uno de los aspectos del proyecto de Dios (Filiación,
fraternidad y señorío).
• Motivarse
para vivir el proyecto de Dios.
ACTIVIDAD 1:
EVOQUEMOS NUESTRA EXPERIENCIA
Nosotros ya conocemos algunos aspectos de la vida de
Jesús. Leamos atentamente estas frases de la palabra y de la obra de Jesús, y
digamos cada una de ellas a qué aspectos del proyecto de Dios pertenecen:
•
Al paralítico que no tenía quién le
ayudara Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y anda. El hombre sanó y
comenzó a caminar”.
•
Jesús dijo: “No busco hacer mi
voluntad sino la del Padre que me envió”.
•
En la multiplicación de los panes le dio
de comer, hasta saciarse, a una multitud
hambrienta.
•
“Yo hago siempre lo que a mi Padre le
agrada”.
•
Jesús nació en un pesebre.
•
Felices los pobres. Felices los
limpios de corazón.
•
La curación del ciego.
•
La curación del leproso.
•
En el huerto, Jesús dijo: “Padre que
no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
•
En la cruz, Jesús dijo: “Padre en tus
manos encomiendo mi espíritu”.
ACTIVIDAD 2: ¿QUE
NOS DICE LA BIBLIA?
“Tengan entre
ustedes los mismos sentimientos que tuvo Cristo Jesús: El, que era de condición
divina No se aferró celoso A su igualdad con Dios. Sino que se aniquilo a sí
mismo Tomando la condición de esclavo, y llegó a ser semejante a los hombres.
Habiéndose comportado como hombre. Se humilló, obedeciendo hasta la muerte, y muerte
en una cruz.
Por eso Dios lo engrandeció y le concedió un nombre
que está sobre todo otro hombre. Para que ante el nombre de Jesús Todos se
arrodillen en los cielos, En la tierra y entre los muertos. Y que toda lengua
proclame Que Cristo Jesús es el Señor, para la gloria de Dios Padre”.
Felipenses 2, 5-11.
REFLEXIONA
1.
¿Qué frases
del himno dicen que Jesús vivió la filiación y la obediencia al Padre?
2.
¿Qué frases dicen que Jesús vivió la
fraternidad?
3.
¿Qué frases
dicen que Jesús no se dejó llevar del poder ni de la riqueza, sino que tuvo
señorío sobre ellos?
4.
¿Cómo correspondió Dios Padre a su
hijo que fue obediente y vivió según su proyecto?
ACTIVIDAD 3:
RESUME EN TU CUADERNO
1. JESÚS ES EL HIJO DE DIOS
Recordemos que Adán y Eva, siendo hombres, quisieron
hacerse dioses; desobedecieron la ley que Dios le había dado y no siguieron sus
mandamientos. Así comenzó el pecado, la enemistad, el odio y la violencia.
Jesús, siendo Dios, se hizo hombre y fue obediente a
su Padre hasta el momento de la muerte. Así comenzó la salvación para los
hombres.
San Pablo dice: “Así como un solo hombre desobedeció y
todos los hombres llegaron a ser pecadores, así también uno obedeció y por él
todos los hombres son constituidos santos”. Romanos 5, 19. La salvación
consiste en escuchar la palabra de Dios y vivir de acuerdo con ella. Jesús
vivió como un buen hijo que respeta y escucha con atención a su padre, y hace
caso de su palabra.
Jesús nació, vivió y murió por obediencia a su Padre;
por eso el Padre le dio la vida y lo resucitó. En el huerto de los olivos,
Jesús sintió la agonía de la muerte y desde su angustia le pidió a su Padre:
“si es posible aparta de mí esta prueba. Sin embargo, que no se haga mi
voluntad sino la tuya”. Lucas 22, 42. Ya en la cruz, la última palabra la dirige
Jesús a su Padre: “Padre en tus manos encomiendo mi espíritu”.
También nosotros somos hijos de Dios. El hijo se
parece a sus padres; tiene rasgos, gestos y maneras de ser de sus padres.
También los hijos de Dios se parecen a Dios, y como Dios es la luz, la vida, la
verdad, los hijos de Dios son hijos de la luz, de la vida, de la verdad; en
ellos sus pensamientos y sus sentimientos son luminosos y llenos de vida.
¿Cómo nos hacemos hijos de Dios? Recibiendo el
bautismo, conociendo su palabra y obedeciéndola, viviendo de acuerdo con ella.
2. JESUS ES EL AUTENTICO HERMANO
Recordemos que Caín mató a su hermano Abel por envidia
y no quería saber dónde estaba. El caso de Caín y Abel representa la división
profunda y el enfrentamiento que hay entre los hombres.
Cuando los hombres perdemos el sentido de fraternidad
y dejamos de tratarnos como hermanos viene el odio, la enemistad, la lucha, la
desigualdad entre unos y otros. Así viene el hombre, la miseria, los crímenes,
y hay muchos sufrimientos.
El proyecto de Dios, que busca la felicidad y el
bienestar para los hombres, tiene en cuenta la fraternidad que consiste en que
los hombres vivamos como hermanos.
Toda la historia de salvación es un largo aprendizaje
de la fraternidad. En la esclavitud, en la liberación, en el desierto, en el
destierro, en las dificultades y en las amenazas, el pueblo de Israel fue
aprendiendo la fraternidad, a vivir unido, puesto que uno de los mandamientos
de la ley dice: “amarás a tu prójimo”.
Jesús vivió como un buen hermano; él pasó su vida
haciendo el bien a todos: le dio la vista al ciego, sanó a los leprosos, curó a
un joven que era sordomudo, resucitó al hijo único de una mujer viuda, acompañó
a Zaqueo que vivía solo y rechazado de la gente, trató con dignidad y respeto a
la samaritana. . . y así toda la vida y la obra de Jesús fue para el bienestar
de la gente. Además Jesús nos entregó magníficas enseñanzas sobre el amor y
cuidado del prójimo; recordemos la parábola del buen samaritano.
La misma muerte de Jesús fue un acto de fraternidad,
puesto que murió para salvar de la muerte a sus hermanos los hombres. “Con su
muerte Jesús vino a ser el primogénito de una multitud de hermanos”.
Podemos decir que Jesús vivió y murió para enseñarnos
a vivir la fraternidad.
3. JESUS FUE LIBRE FRENTE A LA RIQUEZA
Recordemos que Dios creó al hombre a su imagen y
semejanza. Con esto la Biblia nos da a entender que el hombre en su ser y en su
dignidad es superior a los animales, a las plantas y a todos los demás seres
del mundo.
Todos los seres están hechos para servir al hombre;
pero el hombre no está hecho para ser esclavizado a los animales ni a las
plantas, ni tampoco a otro hombre, y menos aún al dinero.
El hombre está hecho para servir a Dios, para convivir
dignamente con sus herma-nos y para gobernar y poner al mundo a su servicio.
Sin embargo, por el pecado entra en el corazón del
hombre la ambición, y el hombre se hace esclavo de la riqueza, del dinero, y
para acumular riqueza y bienes materiales roba, mata, engaña y es injusto con
sus semejantes. Así su corazón se corrompe por el egoísmo y rompe la
fraternidad y se olvida de que es hijo de Dios.
El hombre es señor de la naturaleza y de sus bienes,
cuando la domina y la pone a su servicio, pero su corazón mantiene su
independencia y libertad frente a ellos, no se deja dominar por ellos.
El señorío sobre los bienes de la naturaleza supone en
el hombre grandeza de espíritu y confianza en Dios que salva y no abandona a
quien espera en él.
Jesús fue señor de los bienes de naturaleza. San Pablo
dice que “siendo rico se hizo pobre” y siendo poderoso se hizo débil y humilde.
Jesús vivió como un hombre pobre, sencillo; no tuvo
poder político, ni ocupó cargos importantes; fue un trabajador carpintero,
pescador.
Jesús tenía el poder de Dios, la fuerza de Dios y la
riqueza de Dios pero él la utilizó no para su propio provecho, sino para la
salvación de todos.
Cuando Jesús está clavado en la cruz, solo, abandonado,
desnudo, sin poder y sin riqueza, confiando sólo en Dios, es el momento supremo
de la victoria del corazón libre sobre la ambición y el deseo de riqueza.
ACTIVIDAD 4:
EVALÚA EL LOGRO DE LOS OBJETIVOS
1.
Escribe una carta a un amigo y
háblale cómo vivió Jesús el proyecto de Dios.
2.
¿Qué aspecto de la vida de Jesús te
ha llamado más la atención? ¿Por qué? Recuerda:
3.
Escribe y memoriza las
bienaventuranzas que contienen el proyecto de Dios (Mateo 5).
Hagamos
nuestra oración
La oración del Padre nuestro que nos enseñó Jesús es
la oración del proyecto de Dios:
Digamos:
“Padre nuestro
que estás en los cielos. . .